LAS PRISIONES MENTALES

Qu茅 es el encarcelamiento mental?
Las prisiones mentales son pensamientos negativos . Algunas personas son adictas a los sentimientos y pensamientos negativos. Muchas veces no somos conscientes de nuestros pensamientos negativos porque son habituales. Como resultado, el pensamiento negativo se convierte en una parte tan importante de nuestra vida diaria que no vemos el da帽o que causa.
Las c谩rceles mentales anulan la capacidad de ser propositivos y reflexivos, nos paralizan e impiden poder actuar y cristalizar nuestros sue帽os para ser gestores de nuestro destino.
Cuando logramos escapar de nuestras prisiones mentales, no s贸lo nos liberamos de aquello que nos deten铆a, sino que nos hacemos libres para ejercer nuestra voluntad. Cuando cambiamos nuestras vidas “no es para convertirnos en alguien nuevo, sino es nuestro verdadero yo”.

La prisi贸n de la victimizaci贸n. 
El sufrimiento es universal, pero ser v铆ctima es opcional. Es muy com煤n que ante una situaci贸n no deseable, ruda e inesperada nos hagamos la pregunta: ¿Por qu茅 a mi?, que no tiene respuesta y nos pone en posici贸n de v铆ctimas. Nos mantiene atrapados en el pasado, en el dolor, en las p茅rdidas, en lo que no podemos hacer o no tenemos. 

La prisi贸n de la evasi贸n:
“Lo opuesto a la depresi贸n es la expresi贸n”. Las emociones que no expresamos y embotellamos afectan la qu铆mica de nuestros cuerpos y encuentran c贸mo expresarse a nivel celular. Lo que hablas, escribes, compartes, gritas y echas fuera no hace da帽o; es lo que se queda adentro lo que enferma.

La prisi贸n de la auto negligencia: 
El miedo al abandono es uno de los primeros que experimentamos. As铆 que desciframos pronto qu茅 tenemos que hacer y en qui茅n tenemos que convertirnos para recibir atenci贸n, afecto y aprobaci贸n. Nos dejamos encajonar por las expectativas, por la sensaci贸n de que tenemos que cumplir con un rol o funci贸n para ser amados. En este proceso nos abandonamos a nosotros mismos. Es importante ser ego铆sta, practicar el amor propio y el autocuidado. Para crear el h谩bito de cuidarnos a nosotros mismos, tenemos que estructurar nuestro tiempo para atender las necesidades de otros sin descuidar las propias.

La prisi贸n de los secretos: 
La honestidad comienza por aprender a decirnos la verdad a nosotros mismos. Vivir sin m谩scaras nos permite ser aut茅nticos y en congruencia. Sanar s贸lo es posible cuando reconocemos cada parte de nosotros. “Las cosas que callamos o encubrimos equivalen a tener rehenes en el s贸tano que gritan cada vez m谩s fuerte para ganar nuestra atenci贸n”.

La prisi贸n de la culpa y la verg眉enza: Nacemos sin verg眉enza, pero aprendemos a sentirla en el camino. Para vivir libres de esta emoci贸n tenemos que evitar que las opiniones de los dem谩s nos definan, aceptar la totalidad de nuestro ser -nuestro imperfecto ser- y renunciar a la necesidad de la perfecci贸n. La invitaci贸n es a escuchar nuestro di谩logo interior, poner atenci贸n a lo que ponemos atenci贸n. Lo que pensamos influye en lo que sentimos y lo que sentimos en lo que hacemos. No tenemos que vivir bajo estos est谩ndares o mensajes. Podemos reescribir nuestro script interior para reclamar y recuperar el amor con el que nacimos.

La prisi贸n de los duelos sin resolver:
Los duelos representan p茅rdidas y 茅stas no siempre est谩n relacionadas con la partida de un ser querido. Es posible perder un estilo de vida, el trabajo, la salud, un proyecto, la normalidad. El duelo no s贸lo se trata de lo que pas贸 y no quer铆amos; se trata tambi茅n, de lo que anhel谩bamos y no pas贸.

La prisi贸n de la rigidez:
La rigidez de pensamiento equivale a los barrotes de una celda. Somos libres cuando nos adue帽amos del poder que tenemos de elegir nuestra propia respuesta, renunciamos a la necesidad de tener la raz贸n y podemos aceptar e integrar m煤ltiples puntos de vista. Nos liberamos cuando abandonamos la lucha para dominar a los dem谩s, tenemos la fortaleza de responder en lugar de reaccionar, de hacernos responsables de nuestras vidas y adue帽arnos por completo de nuestras elecciones. Adem谩s, no tenemos que probar nuestro valor. Podemos aceptarnos y celebrar la totalidad de nuestro ser imperfecto, sin buscar la aprobaci贸n de los dem谩s. 

La prisi贸n del resentimiento:
La irritaci贸n y el enojo cr贸nico de bajo nivel destruyen la intimidad, enamorarse es una cuesti贸n qu铆mica. Se siente fuera de este mundo y es temporal. Cuando ese sentimiento se desvanece, nos quedamos con un sue帽o perdido, con una sensaci贸n de p茅rdida de una pareja o de una relaci贸n que nunca tuvimos en primer lugar. Muchas relaciones salvables se abandonan en la desesperanza. El amor no s贸lo es lo que se siente, sino lo que se hace. ¿Qu茅 nos mantiene en situaciones no deseadas? Cada comportamiento satisface una necesidad. Incluso una situaci贸n aprisionante y atemorizante puede servirnos de alguna manera. Para salir del resentimiento es necesario salir de la situaci贸n que lo provoca.

La prisi贸n del miedo paralizante: 
Podemos elegir cu谩nto de nuestras vidas le cedemos al miedo. Una de las maneras en que podemos empezar a gestionarlo es cuidando la manera en como nos comunicamos. El lenguaje del miedo es de resistencia. Cuando decimos “no puedo”, en verdad estamos diciendo “no lo har茅” o “no lo aceptar茅”. “Lo estoy intentando” es una mentira, pues o lo estamos haciendo o no. Y las frases “porque lo necesito” o “porque tengo que” son excusas para permanecer en el mismo lugar. Las necesidades son cosas sin las cuales no podemos sobrevivir -respirar, dormir, comer-. Podemos dejar de ver a nuestras decisiones como obligaciones. Es importante escuchar y estar atentos a los “no puedo”, “estoy tratando”, “necesito” para reemplazar estas frases aprisionadoras con algo m谩s: “si puedo”, “si quiero”, “estoy dispuesta”, “decido”.

La prisi贸n de los juicios. Dejemos ir los juicios y comencemos a elegir la compasi贸n. La libertad significa escoger y decidir, en cada momento, ya sea cuando nos conectamos con el amor que nacimos o con el odio que aprendimos. Cuando vivimos en la prisi贸n de los juicios, no s贸lo victimizados a los dem谩s, sino que nos victimizamos a nosotros mismos. Nacemos para amar, pero aprendemos a odiar. Est谩 en nosotros qu茅 elegir.

La prisi贸n de la desesperanza:
La esperanza no es la pintura blanca que usamos para cubrir nuestro sufrimiento, es una cuesti贸n de vida o muerte. Un reconocimiento al hecho de que, si renunciamos, no tendremos la oportunidad de saber qu茅 pasa despu茅s. Es una inversi贸n en nuestra curiosidad, afecta lo que atrae nuestra atenci贸n todos los d铆as, es elegir la vida. “La esperanza es el acto de imaginaci贸n m谩s descarado”. Ahora, esto supone hacer todo lo que en nuestras manos sea posible. Es una esperanza que incluye saber qu茅 queremos, tener rutas alternas, disposici贸n para sortear imprevistos, confiar en nuestros recursos personales y en trabajar duro.

La prisi贸n de no perdonar:
Perdonar es algo que hacemos por nosotros mismos, no para la persona que nos ha lastimado. Lo hacemos para dejar de ser sus prisioneros o rehenes del pasado, para soltar la pesada carga del dolor almacenado. Cuando no logramos perdonar a alguien, usamos la energ铆a para estar en contra de esa persona o situaci贸n, en lugar de usarla para nosotros y la vida que merecemos.

"No puedes salir de la prisi贸n mental a menos que seas consciente de que est谩s preso".

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